Incredulidad, miedo, indiferencia
La palpable ansiedad social por la escasez de dólares contrasta con el discurso gubernamental que pregona una estabilidad económica y un futuro glorioso. Su principal componente, el dólar, más que en un medio de cambio se ha convertido en un fetiche. Un doloroso signo de la normalidad perdida que empieza a develar las verdaderas razones que nos trajeron hasta este punto.
Cuando la crisis se iniciaba, la veíamos como el parámetro de las dificultades económicas que asechaban el futuro, a pesar de ello, guardábamos la esperanza de que la situación se controlaría. Luego pasó a ser el precio real de mi salario y empezamos a notar mucho más pronto de lo esperado que el salario mensual no cubría los gastos. Finalmente nos percatamos que era el único recurso de sobrevivencia que teníamos, a esas alturas ya no quedaba duda de que lo que estábamos pasando tenía un........





















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