Gabriel Boric, la casa, la calle, el patio

Cecilia Lanza Lobo |periodista

Dice que nació entre libros, que ama la poesía (y el fútbol) y que en la librería paceña Yachaywasi hojeó y compró “libros de política, sociología, literatura, obras de Julio Verne, estudios sobre Marx, Gramsci, Savater”. -¿Literatura boliviana?, pregunté. –“Pese a que le indicaron donde estaba (el sector de) literatura boliviana y demás temas de Bolivia, no llevó ninguno”.
Será que enamorarse de Bolivia es fácil pero amarla no. Ese amor de largo aliento demanda coraje y está por demás probado que ninguno de los dos, Bolivia y Chile, hemos sido capaces de semejante cosa. Y no sé siquiera si la chilena que más quisimos, Violeta Parra, lo haya hecho finalmente a fuerza de su tormenta amorosa por el francés Gilbert Favre, “el Grigo Bandolero”, que por esos años (1966, 1967) vivía en La Paz, se había casado con una boliviana y era profundamente amado por Violeta. Ese tórrido amor estaba atado a un nombre, Bolivia. Y si Violeta escribió: “Gracias a la vida que me ha dado tanto / Me ha dado la marcha de mis pies cansados / Con ellos anduve, ciudades y charcos........

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