Luis Arce: el día en que descubrió que estaba absolutamente solo

La aprehensión de Luis Arce no sorprendió a nadie; lo que sí sorprendió fue el silencio monumental que la acompañó. Un silencio tan profundo que ni los parlantes estatales —esos que alguna vez retumbaban con el repetido “¡LUCHO, NO ESTÁS SOLO!”, al mando entusiasta de Edgar Montaño— se animaron a emitir un susurro. Parece que el fervor militante dura lo mismo que un contrato eventual: mientras cobras, aplaudes; cuando el jefe cae, desapareces como si nunca hubieras existido.


Y Arce cayó solo. Solo como vivió.


Nunca logró construir una familia estable. Su vida privada fue siempre una cadena de rupturas, distancias y decisiones que dejaron más heridas que afectos. El episodio en el que embarazó a la novia de su propio hijo no solo reveló caos emocional, sino una profunda incapacidad de respetar límites básicos de cualquier convivencia humana. Hoy, mientras enfrenta su propio proceso, sus hijos también lidian con los suyos. No hay hogar que lo reciba, no hay mesa familiar que lo aguarde. Su segunda esposa, adelantándose a este epílogo,........

© El Deber