A fines de julio de 1993, nuestra selección de fútbol le propinó 2 demoledores goles a la entonces invicta selección brasileña que le hicieron quejarse de manera lastimera “es inhumano jugar en la altura”. Era la selección verde de la que, aún hoy, no se puede hablar sin sonreír. Apenas siete días después, el 2 de agosto del mismo año para ser precisos, llegaba a la Federación Boliviana de Fútbol, un fax de la FIFA que contenía un golpe al hígado de los bolivianos “uno de los laboratorios homologados por el Comité Olímpico Internacional (COI)… encontró que su jugador número 4, Miguel Ángel Rimba Alvis, sometido al control de dopaje… dio positivo en la sustancia cocaína”.

Gracias a la defensa asumida por la Federación (en realidad es algo complicado), la FIFA suspendió las sanciones que pendían sobre nuestro jugador, al demostrar que solo había ingerido “trimate”, es decir lo que los nativos de este querido y sufrido país conocemos como sobrecitos que contienen anís, manzanilla y hojas de coca. Hay más sobre el tema. Pueden leer una sabrosa nota en https://www.google.com/searchq=Miguel Angel Rimba y dopaje&oq=Miguel Angel Rimba y dopaje&gs_lcrp=EgZjaHJvbWUyBggAEEUYOTIHCAEQIRigAdIBCjE0ODQ2ajBqMTWoAgiwAgE&sourceid=chrome&ie=UTF-8.

Lo que hacía el COI era ordenar al laboratorio la detección de varias drogas en la orina de los deportistas. En el caso de la cocaína, se buscaba la detección de bezoilecgonina, uno de los cuatro metabolitos que produce la cocaína al ser metabolizada en el organismo y que fue el........

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