El Acuerdo celebrado en días pasados entre la Confederación de Empresarios Privados y el Gobierno, ha despertado en muchos sectores confianza y en otros el escepticismo de que el problema de la crisis monetaria y financiera se pueda resolver con las diez medidas acordadas por las Cámaras empresariales nacionales y los Ministerios de Economía y Finanzas, de Planificación del Desarrollo y de Desarrollo Productivo.
Es muy cierto que el Acuerdo no abarca todo lo que se quisiera desde el sector privado, porque debemos entender que nos gobierna un Partido socialista-populista, por el que la mayoría de los bolivianos votó en 2020. No tenemos un socialismo progresista como el chileno o el uruguayo, cuyas políticas de Estado están orientadas al mayor bienestar social, pero no en desmedro del sector empresarial, con políticas públicas no enfocadas en reducir la pobreza, sino, en generar más riqueza con equidad social. Es un problema de concepción del desarrollo.
Sin embargo, más allá de la inclinación política del Gobierno, el Acuerdo está enmarcado en el pragmatismo que el sector privado requiere para devolver la confianza a los actores económicos. Las dos primeras medidas acordadas están vinculadas a la liberación de las exportaciones y la devolución de impuestos al exportador, en el primer caso el gobierno........