Hace 200.000 de años, apareció el homo sapiens en África. Hace 30.000 mil años, llegó a América. Hace 3.500 años, se expandió como viscachanis, wankaranis, chiripas y tiwanacotas. Hace 2.025 años, nació Cristo. Hace 1.500 años, el homo sapiens se encarnó en umasuyus, aullagas, lupacas, hatuncollas, ayaviris, canchis, carangas, charcas, chichas, lari-laris, pacajes, quillacas. Hace 1.500 años, floreció en los incas. Hace 493 años, arribó vestido de español, descendiente de tartesos, iberos, celtas, fenicios, vándalos, suevos, alanos, romanos, visigodos, árabes. Hace 199 años con 5 meses, esa mezcla genética fundó Bolivia. Hace 200 será en agosto.
Nuestra energía no sólo está en los 200 (que es una pestañeada en la historia de la humanidad), sino en la diversidad. Esa diversidad mestiza fundó Bolivia. Esa energía esculpió con sinergia La Nación sobre las raíces de la diversidad de más de 36 pueblos. Esa energía consolidó un único apellido que nos identifica como familia: boliviano.
La diversidad es nuestra fuerza porque hace fluir el intercambio de saberes, de productos y de culturas. Ha sido y es la causa de nuestra interculturalidad. Es el mástil de la bandera que nos cohesiona: la tricolor. Es la fuente de los símbolos multicolores que pintan nuestras vidas cada día.
En el año 200, esa historia multicolor debe proyectar que ninguna persona, por más poderosa que sea, tiene el derecho de imponer su pensamiento a una colectividad ni la colectividad, a esa persona (diría John Stuart Mill). Esta filosofía de vida sembrará la autonomía individual y el pensamiento analítico/crítico/creativo. Pensamiento analítico para sacudirnos de mitos perniciosos y dejar de culpar a otros de nuestro subdesarrollo. Pensamiento crítico para que nuestro........