13 de octubre 2024 - 03:09
Alababa la pasada semana el valor de la discreción, hija predilecta de la prudencia, en un mundo que hace de la notoriedad un bien de culto y una aspiración general. Apuntaba entonces que esa ventajosa cualidad, además de una virtud, puede llegar a concebirse como un arte. Dos voces actuales plasman esa consideración cismática y disidente. Josep María Esquirol (La resistencia íntima, 2015) y más tarde Pierre Zaoui (La discreción o el arte de desaparecer, 2017) vienen a proponernos un camino a la plenitud a partir de la discreción. En concreto, Zaoui plantea lo discreto no como una resignación humilde, tampoco como ejemplo de un estoicismo que busca la calma en el retiro, ni en el sibilino sentido en que la definió Gracián,........