Movilización ultraderechista en Madrid. / EFE
Crecí en un mundo en el que señalar como tu peor enemigo a tu adversario político estaba feo. En el que culpar sistemáticamente a los inmigrantes de todos los males y delitos no era tolerable. Un mundo en el que aspirábamos a integrar en la sociedad a las minorías y a empatizar con los colectivos más desfavorecidos. Era un mundo en el que todos, de derechas y de izquierdas, convenimos en enterrar los totalitarismos y dejar atrás tiempos oscuros para darnos unos valores comunes alejados del odio de otra época. El mundo de ayer.
Esta semana han pasado demasiadas cosas. Y casi todas me angustian. En el país de la Libertad ha arrasado la sinrazón. El triunfo aplastante de Donald........© El Correo de Andalucía