Un menor migrante junto a una voluntaria de Cruz Roja en Fuerteventura. / Carlos de Saá /Efe
Fue en el verano de 2018 cuando Andalucía sintió en sus propias carnes lo que hoy está viviendo Canarias. El sistema de acogida a menores inmigrantes llegados en pateras a las costas andaluzas se desbordó. Se habilitaron centros deportivos municipales o colegios como albergues, se ampliaron plazas por semanas y se reforzaron los convenios con las asociaciones para atenderlos pero el sistema colapsó. La comunidad andaluza pidió sin éxito solidaridad a otras comunidades autónomas y la entonces presidenta de la Junta, la socialista Susana Díaz, reclamó, avalada por el fiscal de menores de Sevilla, que esos inmigrantes fueran devueltos a Marruecos. La teoría que circuló es que muchos estaban al filo de la mayoría de edad y eran las propias familias las que pagaban un dinero a las mafias para garantizarles el viaje a los 16 ó 17 años, seguros de que al ser menores no se podían devolver a sus países.
El Gobierno frenó aquella propuesta que la expresidenta de la Junta llevó a una Conferencia Sectorial y trató de negociar con Marruecos, a quien propuso la apertura de centros de........© El Correo de Andalucía