El enemigo del PP no es Sánchez, es Vox

El PP camina sólo. La amenaza de Vox de bloquear los presupuestos en aquellas comunidades gobernadas por los populares en las que el voto de los de Santiago Abascal es necesario para su aprobación (Baleares, Murcia, Comunidad Valenciana, Extremadura, Aragón y Castilla y León) certifica que las divergencias en el espacio político de la derecha no solo no amainan, sino que tienden a acrecentarse.

Vox, tras purgarse de liberalismo, acompañado por la coyuntura internacional, triunfo de Donald Trump, Abascal presidiendo el tercer grupo en el Parlamento Europeo (Patriotas) y convencido de que la agenda política seguirá proporcionándole combustible para inflamar aquellos asuntos centrales para su agenda, sitúa a los populares como parte del problema de España, no como parte de la solución.

El primer paso fue despedirse a la francesa de esos gobiernos autonómicos el pasado mes de julio, en un movimiento que anticipaba lo que ahora tiene su continuidad natural. Vox está en la oposición en esos ejecutivos y hace valer su posición.

Vox no es sólo una piedra en el zapato del PP a la hora de contar votos los días de jornada electoral. Lo es también cuando se alcanza el gobierno.

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La estrategia de la ultraderecha es, desde el punto de vista partidista, coherente para un partido de agitación, que es lo que es todavía la ultraderecha en España.

Fijada entre su dirección la idea de que en unas elecciones generales el suelo de Vox está en los tres millones de votos, y que con mejores o peores resultados la formación va a seguir como un jugador destacado en el tablero político, crecer pasa inevitablemente por atraer a las urnas nuevas bolsas de votantes y robárselos al PP.

De ahí que en su estrategia política pase a ser de lo más relevante dar mala vida a los populares. Hay que profundizar las diferencias con la derecha más sistémica, moderada y de ADN más liberal (en el sentido holístico) que representa Núñez Feijóo.

Salir de los gobiernos que compartían con el PP era el primer y necesario movimiento para ello. Pero hay que seguir atornillando, y ahora le toca el turno a esos presupuestos autonómicos, con independencia de que finalmente puedan aprobarse o no.

Se trata de mantener la mano agarrada al cuello de esos ejecutivos autonómicos........

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