La frontera entre Estados Unidos y México se ha vuelto caótica. En diciembre, las autoridades estadounidenses aprehendieron o expulsaron a 250.000 inmigrantes que cruzaron desde el país vecino –un récord histórico–.
El Partido Republicano denuncia al presidente Joe Biden por no aplicar la ley y por mantener una política de fronteras abiertas. Los políticos de ambos partidos prometen un mayor control de los flujos migratorios, pero solo logran reducir –no eliminar– el desorden, y no de manera permanente.
El caos es una muestra de que la política migratoria de EE.UU. no funciona. Unos 11 millones de inmigrantes ilegales viven y trabajan allí, prueba de que existen millones de estadounidenses que buscan contratar a esa mano de obra y que existe también esa oferta en el mercado laboral, pero que las leyes prohíben.
La verdad es que se ha vuelto sumamente difícil migrar legalmente a Estados........© El Comercio