El gobierno de Dina Boluarte y el Congreso tienen una relación fiscalmente tóxica. El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) trata de actuar como el adulto en la habitación, pero termina siempre cediendo ante los caprichos casi infantiles de los parlamentarios, que disponen de los recursos como si no hubiera mañana.
En el diseño presupuestal, donde el MEF propone y el Congreso dispone, ambos están atrapados en una especie de baile. El MEF delinea un presupuesto que es, desde su punto de vista, responsable. Sobre esto podemos debatir bastante, pues el MEF suele diseñarlo de tal manera que el déficit........© El Comercio