Menos penaltis y más croquetas

Hace un tiempo conseguí inscribirme y participar en un curso extenso de nuevas masculinidades; ese impulso de la modernidad que intenta, y parece que logra en ocasiones, cambiar el aspecto de la realidad.

El caso es que allí estaba rodeado de hombres dispuestos a renunciar a su masculinidad tóxica por definición y dispuestos a adoptar algunas trazas mucho más feminizantes y, por tanto, más aceptables para la cultura imperante.

La persona en cuestión que daba la charla era un hombre, vestido de forma muy informal, casi desaliñado, delgado, pero con cierta agresividad al hablar. Empezó celebrando los grandes éxitos sociales conseguidos en las últimas décadas gracias a una larga lucha social: “Los hombres ya hemos conseguido la baja maternal” —dijo con gran orgullo—. “Ya hemos conseguido que cuando nuestras parejas tienen hijos, podamos también ir a casa, compartir las tareas de crianza y permitir que ella vuelva al trabajo mucho antes”. Y todos y todas aplaudían y celebraban dicho éxito.

Igualmente, añadía, hemos conseguido poder dedicar más tiempo a nuestros hijos, participar en su educación y liberar a las mujeres de esa tremenda carga. Ahora pasamos los hombres más tiempo en casa y las mujeres más tiempo fuera de casa.

“Nos ha ayudado mucho una........

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