Así era como pretendía emprender una nueva vida el protagonista de “Planeó”, una canción del año 1972 del cantautor extremeño Pablo Guerrero. El pobre sujeto no debía estar muy conforme con la rutina diaria que se veía obligado a soportar, inmerso en la corriente de aquella sociedad de consumo, no muy diferente a la actual, y que empujado por todo un abecedario de letras de cambio, soñaba con colgar la corbata en el armario y empezar una nueva vida, tan bella, y aquí viene la hipérbole, como la de cien televisores apagados.
Si pensamos que cuando se compuso esta canción únicamente se podían ver en España los dos canales de TVE, ¿cuántos televisores serían necesario apagar ahora para disfrutar placida y bellamente de tan idílica como utópica existencia? Pueden echar ustedes mismos las cuentas, si van enumerando las televisiones públicas de ámbito estatal, autonómico y local; las cadenas privadas que emiten en abierto y las numerosas plataformas televisivas de pago con sus respectivos canales monográficos, así como aquellos procedentes del exterior que pueden sintonizarse mediante antenas parabólicas.
No niego que la proliferación de canales televisivos ha transformado de manera irreversible nuestra forma de vida. Es cierto que es el primer vehículo por el que circula nuestro ocio y nuestro entretenimiento. La televisión ayuda a la divulgación científica y cultural, nos ofrece la mejor butaca cinematográfica y nos posibilita ser testigos presenciales de múltiples acontecimiento de todo........