San Millán: Patrón de Castilla

El sábado 22 de noviembre se celebró en la Iglesia de San Millán en Segovia el acto de Investidura de Caballeros y Damas de la Imperial Orden Hispánica de Carlos V. No salgo de mi asombro, en la iglesia del patrón de Castilla, San Millán, se realiza un acto de investidura de la Orden de Carlos V, el mismo que ordenó la ejecución del héroe segoviano Juan Bravo. Para compensar ese desagravio, me atrevo a escribir estas líneas para defender la figura del patrón de Castilla.

San Millán debió nacer hacia el año 474 en el paraje riojano de Vergegio, identificado con el actual Berceo en La Rioja. Allí transcurrieron sus primeros años de vida como sencillo pastor, mientras recibía formación religiosa de manos del eremita Félix de Bilibio. La influencia de este maestro debió ser determinante para la vocación eremítica del propio Millán, habitando, durante cuarenta años, en un oratorio natural en el monte Dirtercio. Su fama de hombre santo se extendió rápidamente por lo que fue invitado a ordenarse sacerdote, condición que recibió del obispo Didinio de Tarazona. Unos años después, casi al final de su vida, vivirá de monje en un monasterio. Allí murió en noviembre del año 574, algo más de cien años después de su nacimiento.

Hacia los años 635-640, apenas sesenta años después de la muerte de San Millán, San Braulio, obispo de Zaragoza, se convierte en su primer biógrafo al escribir la Vita Sancti Aemiliani, a partir de las informaciones que le habían proporcionado personajes vinculados directamente con el santo como los discípulos Sofronio y Geroncio. Su intención era componer un sermón para ser leído en la misa conmemorativa de la festividad del santo, al mismo tiempo que reflejar en un documento las virtudes y milagros del santo, no solo los obrados en vida sino también aquellos realizados después de su muerte. El título de cada uno de los capítulos de la........

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