Uno de los productos estrella de la fábrica de vidrio de la empresa Verescence, ubicada en La Granja de San Ildefonso, son los aisladores de alta tensión. Se trata de un elemento diseñado para soportar y aislar conductores eléctricos de alto voltaje en sistemas de distribución y transporte de energía, por lo que son un elemento fundamental para que la corriente fluya correctamente por las líneas eléctricas. En el complejo de Verescence, el 30% de las toneladas de vidrio que se funden son dedicadas solo a los aisladores, es decir, 15.900 de las 53.000 totales.
Sin embargo, la fabricación de estos objetos tiene un inconveniente, y es la gran cantidad de agua que se utiliza en uno de los puntos del proceso. Para empezar hay que entender que cada pieza no está formada únicamente de vidrio, sino que cuenta con herrajes y pernos metálicos que las completan. Todas estas partes son ensambladas con cemento de fraguado rápido y, para que quedan bien unidas, sin que haya riesgo de rotura es necesario hacerlas vibrar, tal y como explica Javier Arenal, responsable de medio ambiente de la fábrica: “Es lo mismo que cuando hacen un cofrado en la construcción un edificio o un puente. Los albañiles siempre hacen vibrar el hormigón para que no se produzcan poros de aire en él, que al final es lo que puede provocar las roturas”.
El problema viene en que, para asegurarse de que al vibrar se queda el cemento perfecto perfectamente dentro, es necesario echar entre un 5 y un 10% de más. Y claro, ese sobrante es necesario lavarlo con agua presión. Un agua que, claro, se termina contaminadando con la mezcla y queda totalmente inservible, por lo que debe ser desechada. Y esto con un aislador no es mucha cantidad, pero con las 15.900 toneladas que Verescence fabrica al año terminaban siendo muchos litros de agua empleados. Muchos litros de agua que ya no se recuperaban… hasta ahora.
EL PROYECTO
La solución a este gasto de agua ha llegado a la fábrica de Verescence hace poco más de un mes. Una solución en forma de planta seca para gestión de aguas residuales, es decir, una depuradora con el nombre de decantador lamelar que limpia de forma automática esas impurezas formadas por el cemento y permiten que pueda ser reutilizada y así reducir significativamente la huella hídrica en el entorno del Real Sitio, de donde obtiene el agua necesaria para su producción.
El plan para lograr este ahorro en la fábrica de vidrio mediante dicha depuradora se remonta a un proyecto piloto realizado antes de la pandemia, en el año 2019: “Aquel año trajimos una........