Chicharro, en la cuesta de San Isidro

Que la tauromaquia goza de salud lo saben hasta las encuestas sesgadas del Pacma. Que Las Ventas se está llenando más que nunca, pese al incremento del precio de las entradas y la ausencia de grandes alicientes, es una alegría para Madrid. Pero que a día de hoy está siendo una de las ferias más plomizas de los últimos años es una realidad. La cuesta de San Isidro comienza a empinarse y ayer, tras 16 tardes de abono, se sumó un baile de corrales con dos devoluciones. Lo que iba a ser una novillada con cinco ejemplares de Guadaira y uno de Torrbehandilla se convirtió en tres y tres.

Podía haber sido un desafío ganadero, de haber tenido más chispa los utreros. Nobles y manejables, hubo alguno con opción de premio, aunque lo más reseñable fue la actuación de un templado y asentado Alejandro Chicharro, que mantuvo su crédito tras salir por la Puerta Grande de esta plaza hace menos de un mes y solo un pinchazo le privó de oreja en ambos novillos. Completaron la terna Lalo de María, más hecho y artístico que el año pasado aunque sin dar el paso final, y Pepe Luis........

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