Nuestros progresistas de salón aún no se han enterado de que sin agua no hay progreso. Llevan más de un lustro en el Gobierno sin otra hazaña hídrica que derribar presas y diques fluviales y estigmatizar embalses y pantanos con obras propias de la "fachosfera".
Así nos va a quienes los padecemos. El progresismo estatal convive placenteramente con el progresismo autodeterminante que se ha enterado menos aún de que sin agua no hay autodeterminación.
Por ello contemplamos el curioso espectáculo de Cataluña, ribereña del Ebro, pidiendo agua a Valencia, eterna aspirante a una canalización de agua........