Se termina el 2023, un año de más sombras que luces, en el que la incertidumbre dominó el panorama nacional.

Según Claudia López, alcaldesa de Bogotá, no somos “potencia de vida”, sino potencia del crimen, gracias a la compleja situación de orden público en la que todos los días la información es crítica: violencia, masacres, desplazamientos y, en el gobierno central no se dice nada al respecto; por el contrario, con preocupación escuchamos a Mindefensa tratando de explicar porque nuestras FF.AA. están disminuidas. Complicado.

Hace pocos días se posesionó Javier Milei como presidente de Argentina y lo que recibió fueron escombros de una república que antaño se distinguió por sus valores, su cultura, su economía.

Veinte años con gobiernos comunistas, afiliados a “Unasur”, organismo creado por Fidel Castro Y Lula Da Silva, le causaron un daño pavoroso.

Argentina hoy no es ni sombra de lo que era: una pobreza del 45% y una miseria del 15%. Una inflación del 200% anual y una moneda que no vale nada.

Un endeudamiento de 520 millones de dólares, impagable para las condiciones de dicho país. Una república sin carreteras, con los colegios empobrecidos así como su educación y la delincuencia galopando, por culpa del narcotráfico y la pobreza.

Terrible compromiso el del nuevo gobierno para lograr corregir tanto entuerto.
Dentro de las cosas buenas, aparentemente, será el de disminuirle impuestos a la productividad, para que genere empleo y riqueza.

Los impuestos actuales son miedosos, aunados a regulaciones inútiles. Una austeridad total del Estado, suprimiendo, entre otras cosas, 15 ministerios y dejando solo nueve, para poder suprimir empleos burocráticos que no se necesitan, según Milei, pues por lo que dijo, son muchos los que no hacen nada, posiblemente por ser parte vital de una ideología que creó miseria antes que desarrollo.

Asimismo, se dolariza la economía para poder controlar la devaluación galopante que es demasiado alta.

En fin, Dios libre a todos aquellos países todavía democráticos de semejantes vivencias y que, Argentina recupere su dignidad e importancia, recordando que alguna vez hizo parte del G7, siendo importante en el contexto financiero, social y cultural del mundo.

¡Feliz navidad! O, al menos una buena navidad en torno a las familias. Gracias OCCIDENTE, gracias Rosa María, gracias Mauricio, gracias a todos los que componen su staff. Y Pa’lante que atrás espantan.