Por: María del Carmen Jiménez

Neiva vive hoy una de las etapas más críticas de su historia reciente. Caminar por la ciudad es una experiencia que combina frustración, incertidumbre y suscita una pregunta que circula en cada esquina: ¿Quién realmente está gobernando este territorio? La actual administración, lejos de ofrecer dirección y coherencia, ha sumido al municipio en un estado de improvisación permanente, decisiones erráticas y una sensación generalizada de desgobierno.

Lo que se observa no es solo un deterioro en la gestión pública, sino una crisis estructural de gobernanza que se expresa en desorden administrativo, improvisación, inseguridad y un divorcio profundo entre la ciudadanía y la administración local.

Parece estar gobernada por la inercia. Se percibe: ausencia de planeación........

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