La luz que le falta a Neiva

Por: Johan Steed Ortiz Fernández

El domingo, Neiva volvió a encender sus velitas. Cada barrio tuvo su propia ceremonia íntima, una mesa en la calle, las familias reunidas, los niños cuidando una llama que parecía frágil, pero que decía mucho más de lo que se ve a simple vista. La noche de Velitas siempre inaugura la Navidad en Colombia, pero este año dejó una sensación distinta, la gente encendió su luz, mientras lo público sigue a oscuras.

En diciembre las emociones se nos acomodan distinto. Uno mira a la familia, piensa en los hijos, agradece lo que tiene, reflexiona y reconoce lo que falta. La ciudad se vuelve espejo. Y el ritual de las velitas, tan sencillo y tan poderoso, nos recuerda algo elemental: la luz no es adorno, es dirección.

Por eso sorprendía ver cómo, en muchos rincones de Neiva, la comunidad se reunió sin esperar nada de la administración. Cada quien organizó su propio espacio, adornó su propia calle, cuidó su propio entorno. Mientras la ciudadanía se iluminó a sí........

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