Por: Felipe Rodríguez Espinel
Imagínese que su municipio pudiera decidir libremente si construir un nuevo hospital o mejorar las escuelas locales, sin tener que esperar el visto bueno de Bogotá. Esta es la promesa que nos han venido haciendo desde hace 30 años y que ahora, con la reforma al SGP, parece estar más cerca que nunca. Pero como toda promesa que suena demasiado buena, vale la pena mirar los detalles con lupa.
En teoría, un alcalde o gobernador tendría el doble de recursos para invertir en su región. Más escuelas, mejores hospitales, carreteras en mejor estado. Los defensores de la reforma proponen aumentar del 22% al 46% el dinero que el gobierno central envía a las regiones. Para ponerlo en perspectiva, es como si una familia........