«Alejandro VI —dice Maquiavelo en El Príncipe— no hizo nunca otra cosa ni pensó nunca en otra cosa que en engañar a los hombres y siempre encontró medios para poder hacerlo. No existió nunca un hombre que tuviera mayor eficacia en aseverar y que con mayores juramentos afirmara una cosa que al mismo tiempo observara menos; sin embargo, sus engaños le salieron siempre a medida de sus deseos porque sabía cómo hacer caer a los hombres con semejante estratagema».

Maquiavelo no conoció, aunque seguramente se lo imaginaba, a Pedro Sánchez, que sí que ha leído a Maquiavelo. Y Alejandro VI tiene ya un heredero avezado que tal vez le supera. «Todos ven lo que pareces, pero pocos comprenden lo que eres», dice más adelante el autor italiano. Y añade: «es menester que (el Príncipe) tenga el ánimo dispuesto a volverse según que los vientos de la fortuna y las variaciones de las cosas se lo exijan, no a apartarse del bien mientras pueda sino a saber entrar en el mal cuando hay necesidad».

El presidente negó que la amnistía fuera posible con nuestra Constitución y la ley de la amnistía cabalga ya al galope hasta la recta final, con la vergonzante ausencia del presidente y de casi todos los ministros en el debate en el Congreso. Se comprometió a traer a Puigdemont para presentarlo ante la justicia y que pagara por su intento de golpe de estado y ya ha firmado con él que borrará sus delitos y que será recibido con honores de president, al margen de perdonarle las deudas y regalarle quince mil millones para Cataluña y una interlocución «de Estado a Estado».

Entre otras cosas, está dispuesto a negociar con el PNV la ruptura de la caja de la Seguridad Social y con ERC ya ha acordado la cesión de las cercanías, con el dinero que haga falta. Juró hasta cinco veces que no habría pacto con Bildu y ya le ha entregado la alcaldía de Pamplona, en un acuerdo vergonzoso pero obligado con los herederos de ETA a los que su especialista en golpes bajos, Óscar Puente, blanquea sin disimulos al calificarlo como «partido democrático progresista».

Decir que Bildu y el PNV son «progresistas» y que Bildu es un partido democrático es otro insulto a la inteligencia. Eso, y todo lo que venga, por siete votos para seguir siendo presidente. Incluidas las comisiones parlamentarias en el Congreso para «revisar» las sentencias de los jueces, que disgusten a sus socios de gobierno e incluido, también, el referéndum de autodeterminación que los partidos antiespañoles y contrarios a la Constitución y a la Corona que le mantienen en el poder ya le exigen como el siguiente paso.

¿Hasta dónde estará dispuesto «el Príncipe» a seguir entrando «en el mal cuando hay necesidad» y a perseverar en sus estratagemas de controlar todas las instituciones y las empresas públicas —Tribunal Constitucional, Fiscalía, CIS, Agencia Efe, etc.— para ponerlas al servicio de los intereses gubernamentales y a dar a sus socios de investidura todo lo que le pidan? ¿Qué hay de verdad en los pactos con Junts, EH Bildu, PNV, ERC, BNG y Coalición Canaria? Tras los ataques a jueces y fiscales en el Parlamento por los socios de Sánchez, con el silencio ruidoso y culpable del Gobierno, el presidente del Tribunal Supremo se ha negado a entrevistarse con el ministro de Justicia. Esta incapacidad para el diálogo sumada a la que existe entre el Gobierno y el principal partido de la oposición es una grave anormalidad democrática que nos aboca a una situación social también muy cercana a la división y al enfrentamiento.

Por sus pagos los conoceréis. La amnistía refuerza a los que violan derechos. Pero no a todos, sólo a los independentistas.

Reconocido por quien nos gobierna que los españoles no son iguales ni ante la ley ni ante los Presupuestos y puestos en la diana los jueces, la Corona, la Constitución y el Estado de Derecho, el camino es claro: engaño tras engaño hasta el engaño final.

Por sus pagos los conoceréis

Por sus pagos los conoceréis

«Alejandro VI —dice Maquiavelo en El Príncipe— no hizo nunca otra cosa ni pensó nunca en otra cosa que en engañar a los hombres y siempre encontró medios para poder hacerlo. No existió nunca un hombre que tuviera mayor eficacia en aseverar y que con mayores juramentos afirmara una cosa que al mismo tiempo observara menos; sin embargo, sus engaños le salieron siempre a medida de sus deseos porque sabía cómo hacer caer a los hombres con semejante estratagema».

Maquiavelo no conoció, aunque seguramente se lo imaginaba, a Pedro Sánchez, que sí que ha leído a Maquiavelo. Y Alejandro VI tiene ya un heredero avezado que tal vez le supera. «Todos ven lo que pareces, pero pocos comprenden lo que eres», dice más adelante el autor italiano. Y añade: «es menester que (el Príncipe) tenga el ánimo dispuesto a volverse según que los vientos de la fortuna y las variaciones de las cosas se lo exijan, no a apartarse del bien mientras pueda sino a saber entrar en el........

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