Alfa: En la contemplación de las revirás -ambas de dulce en su justa medida- del misterio -con la marcha Septem Dolorum- y del paso de palio -bajo los sones de ‘La Madrugá’ de Abel Moreno- de la Hermandad de Santa Marta -cuya Junta de Gobierno nos ha concedido el intenso sabor del caramelo de la banda del Rosario de Cádiz- concluía para los jerezanos el guiño de cofradías a pie de calle. Una Semana Santa no necesariamente contrita ni constreñida en cuanto a su aprovechamiento espiritual se refiere. Menos todavía en su potencialidad fraternal. A falta de horas de cortejos sobre el asfalto de la tradición, han abundado -y con cuán gozo- los cafés vis a vis y las conversaciones íntimas entre hermanos. Reverberación de los afectos en su máxima expresividad. Las Hermandades son las personas. Late motiv. Semana Santa 2024 o confidencias de amistad -de sumo cariño- a la recíproca, sin intereses creados. Unidad emocional “en la paginación de la esperanza”, como así cantara el poeta. El amor entre iguales, que permanece y dura, como lo fugitivo en el poema de Quevedo ‘A Roma sepultada en sus ruinas’. A nadie escapa que la lluvia -sin parangón ni precedentes- de la Semana Santa contiene una señal de luminoso discernimiento. Y no sólo en materia climatológica. A buen entendedor… La Semana Santa comenzó arreciando barro. Barro somos y en........