No gasto gintonics, no me gustan, y menos desde que tienen más tropezones que un gazpacho con guarnición; pero no me importaría nada apretarme un par de ellos con Joaquinito, de procesión por los bares que usábamos de oficina, buscando al cabrón que le robó el mes de abril. Sería uno de los primeros objetivos en mi lista de ‘Cosas que hacer antes de los 50’ si es que alguna vez hubiera o hubiese perdido el tiempo rezando un rosario de cosas que hacer antes de los 50. Todo el mundo sabe que un listado así, en parte, sólo conduce a la melancolía, a una letanía antipática y malsonante de todo aquello que aún no pudo ser y que, según qué capítulos, no........