Escribes porque quieres decir, soltarte del abrazo en ocasiones incómodo de tus juicios, aligerar el equipaje y acaso ventear las estancias. Otras veces lo que deseas es gritar, golpear el mostrador, derramar la tinta hirviendo y un tremolar de filias y fobias a levante y poniente. Escribir, remover la tierra prometida de esta parcela, es una cita a ciegas con uno mismo, encima de un cajón, en una plaza donde el público rodea tu mesa desperdigada de páginas caprichosas, movedizas e inciertas. Y escribes por querencia, en el sentido primario de hacer lo que amas, del buen querer. Por la recompensa del sibarita, por construir, componer y ordenar palabras distraídas que flotan por........