Cuando yo era pequeño, todo el rato sonaban en mi casa los calmados punteos de la bossa nova, flautas de pan, el Legend de Bob Marley & The Wailers. Mi padre pasaba muchas horas en la cocina, y limpiaba y preparaba la cena con la radio puesta. Hoy, entre YouTube y Spotify, su casa parece a veces una tetería o la Fundación Tres Culturas: es fácil encontrarlo en el sofá o barriendo o tendiendo la ropa con un fondo de koras y de setares, de percusiones acuosas y de agudos cantos doloridos.
Con el tiempo fui adquiriendo sus mismos gustos. Supongo que a muchos hijos les pasa, y supongo también que, después de buscar los enredos de la música progresiva, todos........