Un fracaso anunciado

La Conferencia de Presidentes, que integran los titulares de los ejecutivos de las comunidades autónomas y el presidente del Gobierno estatal, es un órgano creado para debatir y establecer la cooperación entre el Estado y las nacionalidades y regiones sobre asuntos relevantes para el sistema autonómico. Creada e impulsada por el entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero tuvo su primera reunión en octubre de 2004. Sin que cuente con encaje legal ni estatutario, puede perfectamente ser un embrión de una futura relación de carácter federal que garantice la coordinación y la cogobernanza en asuntos comunes, como sucede en Alemania. Pero de eso nos encontramos aún muy lejos.

Hay que reconocer que la Conferencia de Presidentes funcionó de manera más que adecuada, aunque con algunas disfunciones menores, en las difíciles circunstancias de la pandemia de la Covid 19. Entonces, de manera presencial, pero sobre todo a través de videoconferencias, se celebraron casi una veintena de encuentros a lo largo del año 2020; y hubo una más que aceptable cooperación y elevados niveles de acuerdo para afrontar aquella grave crisis sanitaria, pero también económica. Se trató, ese buen funcionamiento, de una excepción a la habitual regla.

La última Conferencia, la que se desarrolló el pasado viernes 13 de diciembre en Santander, solo puede ser calificada como un enorme fracaso. O, si lo prefieren, de un fracaso más que anunciado. Pese a la importancia de los temas debatidos en la misma -financiación autonómica, crisis de la vivienda o distribución de los menores migrantes no acompañados- los avances fueron finalmente mínimos y los desencuentros, en cambio, elevados, en plena sintonía con la situación de permanente confrontación que vive la política estatal en los últimos años.

El único resultado positivo de la Conferencia llevada a........

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