Pleitesía a Marruecos, desprecio al pueblo saharaui

El nítido y contundente alineamiento del presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, con las tesis de Marruecos respecto a la descolonización del Sahara constituye un hecho político de enorme trascendencia para Canarias. Por romper con la posición que hasta ahora ha venido manteniendo de forma unánime el Parlamento de Canarias y la mayoría de las instituciones de las islas, así como el conjunto de su sociedad, favorables a la legalidad internacional, exigiendo la celebración de un referéndum de autodeterminación. Y por hacer trizas, asimismo, la postura común que el nacionalismo canario, en prácticamente todas sus versiones y orientaciones, ha venido manteniendo en los últimos cincuenta años.


En un contexto internacional de inestabilidad global, con guerras en Ucrania y Oriente Próximo, así como en África, resulta cuanto menos imprudente situarse en una posición contraria al derecho internacional y a la propia legalidad europea expresada en la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre los acuerdos comerciales sobre recursos del Sahara.


Hasta ahora Coalición Canaria, y especialmente algunas de sus organizaciones insulares, había expresado un claro apoyo a las reivindicaciones saharauis, respaldadas por la legalidad internacional. En su programa electoral de las autonómicas de mayo de 2023, CC destacaba que seguiría “impulsando la necesidad de encontrar, desde el seno de las Naciones Unidas, una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable entre las partes conforme a las diferentes resoluciones de la ONU”.


El giro de Clavijo (¿también el de CC y el del Gobierno de Canarias?) “asumiendo plenamente” la posición del Gobierno estatal contraria a la autodeterminación del Sahara, de forma tan acrítica como entreguista, ha generado un profundo malestar, incluso dentro de su propio partido. Un giro que recuerda al de Felipe González quien, tras visitar a los campamentos saharauis en la segunda mitad de los años setenta, se comprometió de manera firme con la independencia del Sahara, ofreciendo su apoyo “hasta la victoria final”. Y que, tras llegar a La Moncloa, se olvidó por completo de sus promesas. Un incumplimiento de los deberes de la que fue........

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