El beso

Dulces con queso saben a besos. Es cerrar los ojos y degustar las golosinas que canta Pedro Guerra en la Bodega Linaje del Pago en El Sauzal. Idilio con copas de vino, pelo suelto y caricias de labios que son como el rasgue de la guitarra y no un mal sueño. Mañana lo cuento.

Buenos días, buenas noches y buenos besos: continuo espacio-tiempo sin pasado ni futuro. Solo ahora importa. Besos terrenales y etéreos, éxtasis humano y divino, trascendencia de cuerpo y alma. “Llama de amor vivo”, contempló el místico. No valen besos a destajo. Quiero decir, retórica aparte, la razón última del beso es darse. Por ti repican las campanas.

No hay nada más urgente que un beso cuando escondemos la mejor cara o la tortura del herpes zóster asoma de los pies a la cabeza. Invierno. Glotonería que santifica y sacia la boca, cavidad húmeda que esconde lengua y dentadura, y una devoración que........

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