04 de noviembre 2024 - 03:09
El día de Todos los Santos de 1755, como es sabido, la ciudad de Lisboa fue devastada por un terremoto al que siguieron, horas después, un maremoto y sucesivos incendios. Sobre aquella ruina, Sebastião de Melo, Marqués de Pombal, al ser preguntado por qué había que hacer, dejó una simple respuesta que forma parte de la historia íntima del pueblo portugués: cuidar a los vivos, enterrar a los muertos. La deslumbrante ciudad de Lisboa que ahora conocemos tardó más de 50 años en levantarse y fue pensada para que no hubiera terremoto capaz de volverla a echar abajo. El Marqués de Pombal, un arquetipo del déspota ilustrado, no estaba sometido, desde luego, al complejo escrutinio comunicativo que es propio de las sociedades democráticas en la era digital. En........