“Para conocer de antemano la venida de lluvias o sequías, Lima contaba con una huaca, que servía como observatorio de sacerdotes que anticipaban los cambios climáticos. Con el tiempo esta huaca se convirtió en un verdadero oráculo, que al ser consultado ‘hablaba’. En quechua se le llamó Rímac, que significa el que habla”, contaba el arquitecto Juan Gunther.
Desde lejanos tiempos, los fenómenos........