Con un Partido Popular echado al monte, desbocado, una extrema derecha, incluida la que convive en el seno de ese partido, que sigue sin ningún pudor lanzando bulos, mentiras, difamaciones e insultos, con algunos estamentos de la justicia haciéndoles el juego sucio y ante la inacción de una izquierda perpleja, en algún momento deberíamos gritar alto y fuerte: ¡Basta ya!
En estos tiempos convulsos, la ética que nos lastra, la defensa del pudor y la buena educación impiden que nos podamos defender con un mínimo de imparcialidad, situándonos en una posición de inferioridad que debemos romper en mil pedazos.
Quizás lo sucedido con la injusta imputación del actual Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, deba ser un punto de inflexión definitivo.
No podemos, no debemos, no sólo las gentes de izquierdas sino toda la población en general, admitir y consentir que aquel que intenta impedir los bulos que vienen de un delincuente y su entorno familiar y político acabe siendo imputado, mientras que ellos se van de rositas.
No puede ser democráticamente saludable que quien expone la verdad pague y el delincuente no y........