El show debe continuar
La euforia predomina por estos días en el ecosistema mediático, que adversa a la Revolución cubana en el sur de la Florida.
De una forma u otra, sospechosos habituales celebraron la victoria electoral del candidato republicano en las pasadas elecciones norteamericanas, y alcanzaron una especie de orgasmo colectivo, cuando el susodicho decidió postular al senador Marcos Rubio, conocido acá como “Narco” Rubio, como candidato a dirigir el Departamento de Estado, entidad burocrática destinada a gestionar diplomáticamente los desenfrenos imperiales.
Rápidamente las redes se inundaron con propuestas y se destacaron, por su torcida agresividad, ciertos “expertos” en temas cubanos, conocidos por su participación remunerada en la industria del odio contra la familia cubana, dicen, para acabar con el comunismo.
Como siempre, afloraron sus acostumbradas contradicciones internas, estimuladas por una competencia feroz por hacerse de los presupuestos para la subversión en Cuba, no obstante, mostraron una coincidencia: esperan que con el apoyo resuelto del próximo jefe de la cancillería norteamericana, se podrá recrudecer el bloqueo económico, comercial y financiero, que durante más de 6 décadas aplica Washington contra Cuba, el más prolongado en la historia del que se tenga noticias.
Algunas de las ideas más desopilantes hablan incluso de invadir, si, ocupar por la fuerza una porción de territorio cubano donde se enviarían, al mejor estilo de campos de concentración, aquellos migrantes cubanos deportados, que aunque huyeron del comunismo, así insisten siempre, es menester regresarlos al lugar de donde supuestamente escaparon; aclaran incluso, que no podría ser la base instalada ilegalmente en Guantánamo, sino otro lugar.
Aseguran que esto es porque esas deportaciones no serían aceptadas por el gobierno cubano, de hecho, ya pululan enjundiosos artículos en medios del norteño país, que exponen ese relato.
El asunto viene al caso porque estiman que una reacción........
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