OPINIÓN: Ser antifascista, ser anticapitalista
Acaba de finalizar en Caracas el Encuentro de los Equipos Coordinadores de la Internacional Antifascista, cuyo antecedente, la Red en Defensa de la Humanidad, celebra en estos días sus primeros veinte años. Uno de los nombres que entonces propuso Fidel para la Red era el que ahora adopta la Internacional de manera clara, ante el peligroso avance del fascismo. Intelectuales, activistas sociales, revolucionarios de 74 países nos reunimos en esa ciudad, que hoy es uno de los centros en disputa del imperialismo transnacional.
En América Latina el imperialismo intenta asfixiar en lo económico, pero también en lo simbólico, a las revoluciones cubana, venezolana y nicaragüense. Y ablandar y dividir en lo posible a las izquierdas en el poder, algunas más débiles que otras, más orgánicas al capitalismo. En el Medio Oriente, la guerra se extiende contra los pueblos palestino, libanés, iraní, yemenita y sirio. En Europa, el foco, la trinchera, es Ucrania: la OTAN se apoya en el fascismo local para desgastar y doblegar a una Rusia renovada, que ha recuperado su orgullo, y su fuerza. Mientras, en Asia se anuncia una nueva escalada contra China, que detenga su vertiginoso crecimiento, y su liderazgo económico y político. Para ello, parece previsible que se jueguen la carta de Taiwán.
Ese es el mundo de hoy. Cada “pequeña” guerra (unos incitan y justifican, entregan las armas; otros ponen los cuerpos sin vida, los mutilados y los desaparecidos), aporta decenas de miles de muertos. De cierta manera, ya transcurre la tercera guerra mundial. No es, por el momento, como las anteriores, pero sus escaramuzas económicas, mediáticas y morales nos involucran. Es una peligrosa guerra en tres dimensiones: la primera, entre bloques económicos, uno establecido pero en decadencia, otro ascendente, por establecerse; uno que apuesta al ejercicio........
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