OPINIÓN: El sentido de una vida

La vida es humana en tanto asume un sentido que trascienda el ciclo reproductivo, como especie y como individuo. En las tiras cómicas de Mafalda (es decir, de Quino), por ejemplo, se exponen algunos tópicos: Manolito, hijo de un esforzado bodeguero, es bueno para las matemáticas (las cuentas que incrementen su pequeño capital), y sueña con poder construir “cuando sea grande” una cadena de supermercados; en cambio Susanita se percibe sólo como mamá y esposa, en un ambiente de felicidad hogareña. Son los personajes tipo del capitalismo clásico, en ciertos contextos superados ya por el propio sistema. Pero no siempre el sentido se descubre con facilidad, ni es el mismo en todas las circunstancias de la vida. La Susanita que pudo haber sido mi mamá (ama de casa con cuatro hijos), se deshizo al triunfar la Revolución, cuando se convirtió en una mujer socialmente útil, tanto en su centro de trabajo —lugar conquistado—, como en las múltiples funciones que asumió como dirigente de zona de los CDR.

No se trata de unificar sentidos, porque cada vida es única e irrepetible. Pero es falso que el capitalismo protege la individualidad. Si en sus comienzos la imagen del artesano, del pequeño productor, se contrapuso a la riqueza heredada de la improductiva nobleza feudal, con el tiempo el capital fue concentrándose en pocas manos, y la herencia regresó como una de las fuentes principales de riqueza y poder. Desde finales del siglo XIX e inicios del XX, Enrique José Varona percibe la desaparición del individuo (el ideal individualista, le llama), tanto en lo económico como en lo social. Así describía la ciudad de New York: “El........

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