LA HABANA, Cuba.- En las últimas horas, el relevo de Ricardo Cabrisas, en el tema de las visitas a Rusia, le correspondió al inefable Bruno Rodríguez Parrilla, el canciller castrocomunista de la perenne sonrisa.
En definitiva, se ha puesto de manifiesto que, al remover al primero del cargo de Ministro del Comercio Exterior e Inversión Extranjera, no se le estaba bajando de categoría. Ahora, con el cargo de Viceprimer ministro que ha conservado, se ha puesto de manifiesto su ratificación en el poco envidiable puesto de pordiosero oficial, encargado de pasar la escudilla a nombre del castrocomunismo, ante gobiernos extranjeros “amigos”.
En el caso de don Bruno, los órganos de la prensa independiente que escriben sobre nuestra Isla han reflejado su periplo. Diario de Cuba, por ejemplo, aborda el tema en un suelto de título atractivo (sin importar que alguien lo tilde quizás de algo capcioso): “Con los barcos de guerra de Moscú en La Habana, Bruno Rodríguez condena en Rusia ‘la expansión de la OTAN’”.
Desde el lado del oficialismo cubano, los órganos de agitación y propaganda del régimen se hacen eco de la declaración emitida por el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) este miércoles. En ella se califica la relación entre ambos países de “asociación estratégica bilateral”.
También, llegando al colmo del absurdo, se plantea la posición oficial del gobierno de la Isla, que “condena la expansión de la Organización del Tratado........