LA HABANA, Cuba. — Siempre que el almanaque indique que se transita por los primeros días del mes de octubre, la propaganda castrista se apresta a resaltar a su manera dos fechas que marcan hitos en nuestra historia. Nos referimos a la presentación del Comité Central del Partido Comunista en 1965 y al lejano 10 de octubre de 1868, cuando Carlos Manuel de Céspedes dio inicio a las luchas por la independencia nacional.
Veamos, mediante un reciente trabajo periodístico aparecido en el diario Granma, cómo el discurso castrista interpreta ambos acontecimientos: “Así como la Revolución en Cuba es una sola desde el 10 de octubre de 1868, cuando Carlos Manuel de Céspedes encendió la llama independentista en La Demajagua, el Partido Comunista de Cuba es heredero del Partido Revolucionario Cubano, fundado por José Martí en abril de 1892, para guiar el mismo anhelo del Padre de la Patria” (“En el corazón de Cuba vive su Partido”, edición del 3 de octubre).
Se trata, evidentemente, de otra muestra de la manida estrategia castrista por presentar el pasado de forma tal que legitime el actual estado de cosas en la Isla. Son argumentos que los gobernantes se afanan en recalcar en las mentes de sus incondicionales, pero sobre todo en la conciencia de las nuevas generaciones. Son argumentos que se desmienten con facilidad por cualquiera que posea conocimientos elementales de nuestra historia y que realice un análisis desapasionado de los hechos.
No es posible equiparar una gesta permeada de la ideología liberal, que entre otras características se alzó sobre una Constitución que estableció una clara y saludable separación entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial —de ahí la deposición del propio presidente Céspedes en un momento dado—, y que, además, reconocía las libertades individuales, con otra revolución que anuló esas libertades y donde el poder real recaía en una sola persona.
Por tal motivo es absolutamente falso que la Revolución en Cuba haya sido una sola. Hubo una Revolución de corte liberal comenzada en 1868 y después una dictadura marxista-leninista a partir de 1959, alejada por completo de los preceptos liberales de personalidades ilustres de la talla de John Locke o el Barón de Montesquieu.
No menos desafortunada es la idea de emparentar el Partido fundado por Martí en 1892 con el actual Partido que gobierna y oprime a los cubanos. Comencemos por ver lo que dice el Artículo cinco de la actual Constitución de la República: “El Partido Comunista de Cuba, único, martiano, fidelista, marxista y leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, sustentado en su carácter democrático y la permanente vinculación con el pueblo, es la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado”.
Y ahora examinemos las Bases del Partido Revolucionario Cubano fundado por Martí. Específicamente apreciemos lo que expresa su Artículo 5: “El Partido Revolucionario Cubano no tiene por objeto llevar a Cuba una agrupación victoriosa que considere la Isla como su presa y dominio, sino preparar, con cuantos medios eficaces le permita la libertad del extranjero, la guerra que se ha de hacer para el decoro y bien de todos los cubanos, y entregar a todo el país la patria libre”.
La diferencia es clara y raigal. Mientras que los actuales gobernantes de la Isla mantienen un Partido — falsamente autocalificado como democrático— de manera permanente para dominar a toda la sociedad, el Apóstol de nuestra independencia fundó un Partido únicamente para organizar la contienda contra los colonialistas españoles. Una vez concluida esa gesta no hacía falta el Partido, pues la patria sería de y para todos.
Está claro entonces que, aunque le pese al castrismo, jamás habrá conexión hereditaria entre ambas agrupaciones políticas.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.
Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono 525545038831, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.
El castrismo no puede con la historia
LA HABANA, Cuba. — Siempre que el almanaque indique que se transita por los primeros días del mes de octubre, la propaganda castrista se apresta a resaltar a su manera dos fechas que marcan hitos en nuestra historia. Nos referimos a la presentación del Comité Central del Partido Comunista en 1965 y al lejano 10 de octubre de 1868, cuando Carlos Manuel de Céspedes dio inicio a las luchas por la independencia nacional.
Veamos, mediante un reciente trabajo periodístico aparecido en el diario Granma, cómo el discurso castrista interpreta ambos acontecimientos: “Así como la Revolución en Cuba es una sola desde el 10 de octubre de 1868, cuando Carlos Manuel de Céspedes encendió la llama independentista en La Demajagua, el Partido Comunista de Cuba es heredero del Partido Revolucionario Cubano, fundado por José Martí en abril de 1892, para guiar el mismo anhelo del Padre de la Patria” (“En el corazón de Cuba vive su Partido”, edición del 3 de octubre).
Se trata, evidentemente, de otra muestra de la manida estrategia castrista por........
© Cubanet
visit website