LA HABANA, Cuba. – Cuán pobre es Cuba lo demuestran las 5000 toneladas de arroz donadas por Viet Nam y la 25 000 toneladas de trigo donadas por Rusia, uno de los principales productores mundiales, actualmente con dificultades para la exportación por su agresión a Ucrania.
Fidel Castro no aceptaba donaciones, pero el Gobierno actual las aprecia para su continuidad. La ayuda humanitaria rusa tendrá un valor de 800 millones de rublos; de ellos, 469 millones ―equivalente a 6,7 millones de dólares― corresponden al trigo, y 300 millones al transporte (un barco), según informaron los ministerios de Energía y Relaciones Exteriores de Rusia.
Con esa cantidad de trigo se cubrirán las ventas del pequeño pan de la cuota y las instituciones sociales durante los primeros días del año 65 de la Revolución, si pueden llegar. La escasez de alimentos ha elevado la importancia del pan para entretener el hambre de niños y adultos, pues la oferta “liberada” es poca e inestable.
La situación del abastecimiento de harina es crítica, porque no existe en estos momentos un financiamiento estable para la compra de trigo. El precio de la tonelada en el mercado internacional ha aumentado a más de 650 dólares, mientras que el costo de un buque de trigo oscila entre 14 y 16 millones de dólares.
“Para garantizar la demanda deben recibirse de tres a cuatro cargamentos mensuales, pero por falta de fondos solo se están recibiendo uno o dos buques de trigo al mes”, expresó Yanet Lomba Estupiñan, directora técnica de la Empresa Cubana de Molinería, subordina al Grupo Empresarial de la Industria Alimenticia (GEIA).
Por su parte, Yuneisi Tamayo Lamorú, jefa técnica de la UEB Cereales José Antonio Echeverría, en La Habana, dijo que el trigo recibido últimamente tiene muy mala calidad, y desde el 18 de octubre los molinos estaban paralizados. De los siete molinos existentes en el país, solo Santiago de Cuba se mantenía con un nivel de trigo que había quedado por moler, y debía estar terminando, afirmó. Ese mismo día se descargaban 20 000 toneladas en el puerto, según Cubadebate.
Viet Nam, por su parte, enviará 5000 toneladas de arroz, lo cual realizan sus empresas e instituciones esporádicamente. La mayor parte de las importaciones provienen de ese país, seguido por Brasil, Argentina y Uruguay.
Este 2022 la cosecha nacional quedará por debajo de las 162 000 toneladas logradas en 2021, luego de alcanzar el máximo histórico de 304 000 toneladas en 2018. La falta de liquidez del Gobierno cubano para completarlas con importaciones, a fin de llegar a las 700 000 toneladas anuales requeridas por las cuotas de la canasta básica y el consumo social, ha impuesto el fraccionamiento de las siete libras mensuales per cápita, según la disponibilidad almacenada en los territorios.
La venta liberada fue suprimida desde 2019, por lo que hay que recurrir a los vendedores campesinos o al mercado ilegal, donde los precios son elevados. Según diversas fuentes oficiales, el Programa de Desarrollo Integral del Arroz establecido en 2012 fijó alcanzar 600 000 toneladas en 2030; o sea, aumentar 3,7 veces la producción actual, con un crecimiento anual del 13,9% en el lapso 2020-2030. Se calculaba que los rendimientos llegarán a cinco toneladas por hectárea en 2023, y a seis toneladas entre 2023 y 2030. Simultáneamente, se aspiraba a aumentar la superficie cultivada, desde 133 716 hectáreas en 2018, hasta 200 000 en 2023.
La frustración de las autoridades vietnamitas, que emprendieron exitosas reformas económicas, debe ser enorme al constatar la tozudez de sus homólogos cubanos para no liberar la economía. Más aún cuando sus inversiones y asistencia técnica en la producción de arroz de Cuba han sido dilapidadas por el Gobierno al eliminar la entrega de fertilizantes como la urea, los combustibles y otros insumos. Esos proyectos se han sincronizado con los del Gobierno de Japón que entregó equipos, tractores, trasplantadoras autopropulsadas, microcosechadoras y otros.
La inseguridad alimentaria continuará en Cuba durante 2023, mientras el pueblo vive en la zozobra de las colas y el hambre, impuestas por un Gobierno que procura mantener la obediencia mediante donaciones humanitarias y represión.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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Trigo y arroz humanitarios
LA HABANA, Cuba. – Cuán pobre es Cuba lo demuestran las 5000 toneladas de arroz donadas por Viet Nam y la 25 000 toneladas de trigo donadas por Rusia, uno de los principales productores mundiales, actualmente con dificultades para la exportación por su agresión a Ucrania.
Fidel Castro no aceptaba donaciones, pero el Gobierno actual las aprecia para su continuidad. La ayuda humanitaria rusa tendrá un valor de 800 millones de rublos; de ellos, 469 millones ―equivalente a 6,7 millones de dólares― corresponden al trigo, y 300 millones al transporte (un barco), según informaron los ministerios de Energía y Relaciones Exteriores de Rusia.
Con esa cantidad de trigo se cubrirán las ventas del pequeño pan de la cuota y las instituciones sociales durante los primeros días del año 65 de la Revolución, si pueden llegar. La escasez de alimentos ha elevado la importancia del pan para entretener el hambre de niños y adultos, pues la oferta “liberada” es poca e inestable.
La situación del abastecimiento de harina es crítica, porque no existe en estos momentos un financiamiento estable para la compra de trigo. El precio de la tonelada en el mercado........
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