LA HABANA, Cuba. – En el transcurso de 62 años, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) ha sido una cómplice entusiasta en la destrucción de la agroindustria de Cuba. En el discurso de su constitución, el 17 de mayo de 1961, Fidel Castro definió a la ANAP como el pilar de la Revolución, “una columna más sobre las cuales se está edificando la agricultura nacional”.
Días previos al aniversario de la organización este año, se realizaron actividades festivas en las bases. El gobernante Miguel Díaz-Canel encabezó el acto central por la efeméride, en el cual se impuso a cuadros y afiliados de la ANAP la Orden 17 de Mayo, la medalla Romárico Cordero, la Distinción Antero Regalado y el sello especial José Ramírez Cruz.
Lamentablemente, los campesinos con resultados productivos relevantes son escasos, sin posibilidades o interés de modificar las imposiciones gubernamentales y partidistas. Los productos del campo escasean, y sus precios escalan por horas.
La ANAP ha respaldado todas los megaplanes y los cientos de medidas del castrismo, que han arrasado miles de hectáreas de árboles frutales y palmas para sembrar caña o pastos. Para colmo, hoy no existe producción azucarera significativa ni mucho ganado, carne, leche, malanga o plátano.
Durante los decenios transcurridos desde su fundación, la ANAP ha contribuido a la represión de los campesinos forzándolos a la cooperativización. Les ha impuesto siembras a capricho así como bajos precios a sus producciones, esperas durante años por los pagos. También la ANAP ha contribuido a la imposición de hasta 20 años de cárcel a campesinos por el sacrificio de alguna de sus vacas y la incautación de bienes porque nadie puede ser “maceta”, o sea, adinerado.
La ANAP fue fundada por Fidel Castro el 17 de mayo de 1961, en el segundo aniversario de la proclamación de la Primera Ley de Reforma Agraria y el aniversario de la muerte del campesino Niceto Pérez. Su actual presidente es Rafael Santiesteban Pozo. Según se aduce, los objetivos de la organización son organizar y orientar a los campesinos en la ejecución del programa agrario de la Revolución, para un mejor desarrollo de la economía rural, la producción y la exportación de alimentos, así como hacerlos partícipes de la transformación social agraria. Cuenta con 3.500 organizaciones de base y más de 200.000.
Los cuadros de la ANAP participan en las visitas de los altos dirigentes gubernamentales y partidistas, en las cuales se les ve demandar producción y eficiencia, culpar a los campesinos por no contratar con el Estado y vender a compradores que pagan mayores precios.
La liberación de los agricultores cubanos es imprescindible para activar las producciones. La ANAP debe involucrarse en los cambios para realizar la revolución agrícola.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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