Las películas del ICAIC de los años 80: no todo fue idílico

LA HABANA, Cuba.- Los nostálgicos de “los tiempos mejores” —o menos malos, para ser más precisos— del régimen castrista, para presentar la década de 1980 como una época idílica, de bonanza económica gracias al subsidio soviético y en la que, según ellos, reinaba en Cuba un ambiente optimista y esperanzador, suelen citar como reflejo de ello, las películas que hizo el ICAIC durante esa etapa, especialmente las comedias.

Es muy cuestionable esa ejemplificación. En esa década, el ICAIC distaba de ser un remanso de paz. Y si hubo cierto ambiente relativamente esperanzador y que duraría poco, fue a partir de que, en 1983, Julio García Espinosa asumiera la presidencia del ICAIC en sustitución de Alfredo Guevara.

Guevara, un comunista de vieja data y amigo personal de Fidel Castro, en su condición de zar del cine cubano desde que en marzo de 1959 fundara el ICAIC, había impuesto su modo arbitrario y estrecho de entender la creación artística, siempre “dentro de la revolución”.

Recordemos que de los directores Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, Guevara, afirmaba insidiosamente que “su visión crítica resulta más anarcoide y liberal que revolucionaria, aunque se trate de un revolucionario, de alguien que quiere serlo”.

Las contradicciones de los cineastas con Alfredo Guevara llegaron a su clímax con la polémica que provocó la película Cecilia, de Humberto Solás, una costosa y mal afortunada adaptación de la novela Cecilia Valdés de Cirilo........

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