Libros a la basura… en el país más culto del mundo

LA HABANA, Cuba. – La censura de libros es cosa grande, y también vieja, pero aun así creo que es buenísimo insistir en su existencia, hacerla notar mientras se pueda. Y aunque sea vieja la censura se encuentran siempre maneras renovadas de hacer tales estropicios. Y la vieja y grandísima censura que sigue haciendo estragos, aunque no se le llame de esa forma, aunque hoy solo sea “un bulto de libros con polillas que nadie lee”.

Y habría que recordar esos escrutinios para entender esos desprecios. Habría que mencionar, y sobre todo no olvidar, aquel “Índice de Libros Prohibidos” que se hiciera publicar hace años, cientos…

En aquellas listas se incluían aquellos libros que, según las consideraciones de la Iglesia, eran heréticos e inmorales. En el “Índice” aparecieron los títulos que no podrían ser publicados de ninguna manera. La lista fue fijada por un obispo, pero primero estuvo bajo la vigilancia de Enrique VIII en fecha tan lejana como 1529.

Y tanta sería la importancia que se le otorgara al referido índice que hasta se fundó “La Sagrada Constitución del Índice”, que no se desestimaría hasta el año 1966. Y esas piras, esas inquisiciones se han seguido gestando en muchas partes del mundo. Y a la vanguardia de tales índices estuvieron los rusos y otros comunistas europeos; y no son pocos los que, sin remilgos, siguen los pasos de aquellos censores comunistas.

Cuba, que llegaría algo más tarde al “comunismo”, reconoció también la importancia de tales reprimendas para conseguir la sobrevida del socialismo en la Isla. En Cuba, tras aquel fatídico 1959, se leyó lo que al partido de Fidel Castro le dio la gana, lo que al Savonarola en jefe le pareció mejor.

Y uno de los más fieles abanderados de la censura comunista cubana sería el argentino Ernesto Guevara, y también otros, pero aquel asmático que nos llegara desde el sur, la ejerció en grande,........

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