LA HABANA, Cuba.- “…Pero a vender limonada y a llorar a la capilla”. Así dice un verso de alguna canción del dúo Buena Fe, muy seguido por los cubanos hasta aquel 11 de julio de 2021 en que demostraron, con su actitud y sus declaraciones, que ese pueblo al que decían deberse, y al que estaban moliendo a palos en casi todos los rincones del país, no significaba nada para ellos. Los guantanameros cerraron filas alrededor de Díaz-Canel, quien acababa de convocar una guerra civil para que los cubanos salieran a matarse entre ellos, y cerraron el pico cuando los medios oficiales de prensa intentaron presentar el estallido social nacional como actos vandálicos pagados desde el exterior.

El 20 de diciembre de 2021, mientras las cárceles cubanas se llenaban con los manifestantes del 11J, Buena Fe dio un concierto en la escalinata de la Universidad de La Habana, al cual asistieron los izquierdosos habituales, algunos activistas LGBTI con Síndrome de Estocolmo y mucha Seguridad del Estado; pero ni rastro del auditorio diverso que solía apreciar su música. Aquel concierto dejó claro que el dúo se había “quemado” para el público cubano. Era el momento de tomar distancia y así lo hicieron.

Israel y Yoel se fueron a otros lares para refrescar un poco del ambiente opresivo que se respiraba en la isla. Su alevosía, no obstante, los persiguió hasta Canadá, donde el rechazo de los cubanos residentes les impidió actuar. Entonces volvieron la proa hacia Panamá, y allí se les vio cantando junto a los lacrimógenos de Puentes de Amor, ante un pequeño círculo de compañeros revolucionarios.

En septiembre de 2022 se supo que la esposa de Yoel había dado a luz en un hospital de Miami, entre lágrimas y quejas por no haber podido parir en el González Coro o Maternidad Obrera, donde tratan muy bien a las parturientas y sobran recursos para reducir al mínimo las molestias del alumbramiento.

Anduvieron también por México, Guatemala, El Salvador y Costa Rica, relanzándose como quien dice, con presentaciones acústicas en establecimientos pequeños, tratando de pegar algún tema y adelantando lo que será su nuevo disco, que lleva por título Morada y debe salir en febrero de 2023.

Pero en Cuba no se menciona a Buena Fe. Sus canciones ya no se escuchan ni por casualidad. El dúo que antes del 11J se oía dondequiera —taxis privados, transporte público, comercios, bares, viviendas— ha desaparecido del horizonte musical y afectivo de los cubanos.

Ahora el agente Rojas anda diciendo que hay una campaña bien coordinada para desacreditar a Buena Fe, y en su frustración ha cargado incluso contra los medios cubanos de difusión, que priorizan “lo más pegao” por encima de la “canción pensante”.

Como buen comunista, el cantautor en jefe culpa a otros y se enreda en acusaciones sin sustancia para no aceptar que el poder político le cobró en un solo día los años de privilegios que disfrutaron él y Yoel: acceso ilimitado a las disqueras, visibilidad y amplia difusión a través de los medios oficiales, premios, cuantiosos ingresos en dólares cuando nadie podía cobrar en esa moneda, libertad para invertir en el sector privado sin fiscalizaciones agobiantes, viajes y mucho más.

El 11 de julio de 2021 fue el día de pagar y tuvieron que hacerlo ante las cámaras, para que todo el pueblo cubano viera que Buena Fe estaba del lado de la represión y la demagogia; de los abusadores, ladrones y corruptos que terminaron de hundir al país con el ordenamiento; de los que dejaron morir a miles de cubanos por falta de oxígeno mientras levantaban hoteles entre tanta pobreza acumulada.

Como buen comunista Israel no entiende que es un hipócrita desalmado, pero lo es. Y lo de menos es que haya tildado de anormales a quienes le reprocharon que sus canciones nada tenían que ver con su actitud como ciudadano y como artista. Eso no fue más que una reacción mediocre, muy fuera de lugar.

El problema es que el cantautor en jefe no se ha dado cuenta de que ese pueblo cubano que no quiere saber de Buena Fe, es el mismo que tiene a sus hijos presos por reclamar derechos fundamentales. Ese pueblo que pasa hambre y vive sin alegría, con temor a enfermarse por la escasez de medicinas y las espantosas condiciones del sistema de salud, fue dejado a merced de un régimen violento que se ensañó contra ciudadanos inocentes, mientras la gran mayoría de los artistas e intelectuales volteaba la cara y algunos, como Israel Rojas y Yoel Martínez, apoyaban abiertamente el llamado de Díaz-Canel.

No existe tal campaña de descrédito. Lo que sucede es que la traición suele tener efecto boomerang; así que ahora toca portarse como un hombre y aceptar las consecuencias de ser un cretino, un cobarde. De todos modos, siempre podrá contar con el MININT para que llene guaguas de reclutas del Servicio Militar o cadetes de los Camilitos —todos vestidos de civil—, y los desembarque en un concierto “multitudinario” del dúo Buena Fe, autor de una música que a ninguno de esos pepillos reguetonizados le interesa.

Y es que el agente Rojas no se percató, en su servilismo, de que el verdadero público de Buena Fe, conformado por personas inteligentes y sensibles, es el mismo que condenó sin ambages la represión del 11J y luego, harto de tanta miseria e impunidad, decidió emigrar.

A llorar a la capilla, Israel, que la limonada la pone Díaz-Canel.

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono 525545038831, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.

QOSHE - La traición suele tener efecto boomerang - Javier Prada
menu_open
Columnists . News Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

La traición suele tener efecto boomerang

3 0 1
14.01.2023

LA HABANA, Cuba.- “…Pero a vender limonada y a llorar a la capilla”. Así dice un verso de alguna canción del dúo Buena Fe, muy seguido por los cubanos hasta aquel 11 de julio de 2021 en que demostraron, con su actitud y sus declaraciones, que ese pueblo al que decían deberse, y al que estaban moliendo a palos en casi todos los rincones del país, no significaba nada para ellos. Los guantanameros cerraron filas alrededor de Díaz-Canel, quien acababa de convocar una guerra civil para que los cubanos salieran a matarse entre ellos, y cerraron el pico cuando los medios oficiales de prensa intentaron presentar el estallido social nacional como actos vandálicos pagados desde el exterior.

El 20 de diciembre de 2021, mientras las cárceles cubanas se llenaban con los manifestantes del 11J, Buena Fe dio un concierto en la escalinata de la Universidad de La Habana, al cual asistieron los izquierdosos habituales, algunos activistas LGBTI con Síndrome de Estocolmo y mucha Seguridad del Estado; pero ni rastro del auditorio diverso que solía apreciar su música. Aquel concierto dejó claro que el dúo se había “quemado” para el público cubano. Era el momento de tomar distancia y así lo hicieron.

Israel y Yoel se fueron a otros lares para refrescar un poco del ambiente opresivo que se respiraba en la isla. Su alevosía, no obstante, los persiguió hasta Canadá, donde el rechazo de los cubanos residentes les impidió actuar. Entonces volvieron la........

© Cubanet


Get it on Google Play