LA HABANA, Cuba. – No es la primera vez que en nuestro país se produce una interrupción masiva en la generación energética, aunque nunca de tal magnitud como la ocurrida el 18 de octubre, cuando una falla de la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras provocó la desconexión del Sistema Electroenergético Nacional (SEN). La consecuencia inmediata fue un apagón nacional de más de 72 horas. No obstante, no olvidemos lo sucedido en mayo de 2004, cuando durante un mantenimiento general esa misma central sufrió otra avería de gran envergadura que ocasionó serias afectaciones para el país, fundamentalmente en la región occidental.
Aquel siniestro puso de manifiesto la imperiosa necesidad de buscar alternativas para reemplazar en lo posible nuestras ya depauperadas centrales termoeléctricas. En esa ocasión Fidel Castro aprovechó para presentar un ambicioso proyecto, el cual dio en bautizar con el ampuloso título de “Revolución Energética”. El plan ―que de haberse ejecutado correctamente habría mejorado en efecto la red energética del país― incluía, entre otras medidas, reemplazar nuestros electrodomésticos antiguos por otros de tecnología más moderna y de menor consumo, utilizar generadores eléctricos y otorgarle mayor protagonismo a las fuentes renovables de energía.
Muy pronto se comenzó a enrolar y adiestrar a las personas que llevarían a cabo el proyecto: una multitud flotante de jóvenes desvinculados del estudio y el trabajo, a quienes el propio “comandante en jefe” bautizó con el arbitrario apelativo de “trabajadores........