LA HABANA, Cuba. – Según informan algunos medios de prensa, un “actor económico no estatal” regaló decenas de colchones a los damnificados de Imías mientras que el régimen y sus “actores estatales” se los cobran —dicen ellos que a mitad de precio— bajo la premisa raulista de acabar con las gratuidades, aun cuando, antes de que las aguas y los vientos de Oscar arrasaran Guantánamo, ya el huracán de la “Tarea Ordenamiento” había arrasado los bolsillos de quienes hoy deben pagar por “ayuda”.
Los pobres se endeudan una vez más con ese Banco Central que por estos días atesora más decretos-leyes y trampas atrapabobos que dinero en sus bóvedas, y pagan por los colchones y los materiales “de donativo” para levantar sus casas, así como por la comida que no es precisamente la que llegara ayer de afuera en aviones como regalo sino la que “rotan” los militares en sus reservas de “tiempo de guerra” cuando están casi a punto de expirar, de modo que su bien pertrechado stock de granos y enlatados se renueva gratuitamente con cada desastre natural, a la espera de una invasión enemiga que jamás llega.
“Es una práctica habitual”, así lo reconoce en conversación con CubaNet un exoficial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) que trabajó durante más de 30 años en varios de los almacenes de la llamada Reserva Estatal, en Berroa, al este de La Habana, así como en otras dos “unidades de aseguramiento” al oeste —una en Siboney y otra en Jaimanitas— en donde no solo aún se guardan alimentos sino todo tipo de mercancías entre ropas, electrodomésticos, piezas de autos, mobiliario de hogar y oficina, computadoras, pinturas,........