El minotauro de la economía cubana

LA HABANA, Cuba. – De los actores emergentes de la economía cubana, uno en los que más énfasis el poder ha subrayado para presentarlo como elemento novedoso, es la institucionalización y creación de las llamadas mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas). Recuerdo que a finales de 2021 el entonces ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, enfatizaba que el país tendría mipymes como si eso fuera algo extraordinario. Sí creo que el fenómeno es novedoso en un régimen que por años satanizó la propiedad privada y solo recurrió a su establecimiento de manera muy cautelosa ―acorralándola y mutilándola―, introduciéndola solo para servir de paliativo. Sobre los propietarios pendía ―y pende― una espada de Damocles.

Las mipymes fueron implementadas después de más de 12 años de estudio y vieron la luz en un contexto extremadamente difícil, signado por la crisis económica, la intensificación del del embargo, la implementación de la llamada Tarea Ordenamiento, el ajuste estructural de la economía cubana la crisis de la pandemia de COVID-19. A la par de una crisis económica mundial, la criatura vio la luz; era un reclamo de economistas oficiales y oficiosos, de los cubanos de a pie, de los pujantes emprendedores y de una economía que necesitaba movilizar reservas productivas que por años marginó y hasta criminalizó.

La mitología griega está cargada de relatos y leyendas que sirven como parábolas para analizar cualquier segmento de la realidad. En esa dirección, el mito del minotauro nos proporciona el elemento figurativo para compararlo con el nacimiento y primeros pasos de las mipymes: es un monstruo, con cuerpo de hombre y cabeza de toro. Las mipymes tienen su cuerpo privado, pero una cabeza controlada por el Estado. El minotauro fue encerrado en el laberinto de Creta,........

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