No tenemos libertad porque no la deseamos lo suficiente

LA HABANA, Cuba.- Mucho ha dado de que hablar por estos días el caso del artista urbano conocido como El Taiger. Desafortunadamente, aunque tampoco es sorpresa, menos interés han suscitado en el ciberespacio su estado de salud y su recuperación que su extracción social, sus adicciones y su vínculo con delincuentes, factor este último que, a la postre, lo dejó con una bala en la cabeza dentro del maletero de su propio auto.

Sobre la tragedia ocurrida al popular repartero han llovido criterios bastante disímiles. Casi todos, a excepción de quienes, en el colmo de la antipatía y la falta de humanidad prácticamente le han deseado la muerte, llevan su parte de razón.

Los más ofendidos son los que consideran que cada circunstancia, fortuita o forzada, debe utilizarse para denunciar al régimen cubano, visibilizar la causa de los presos políticos y la insoportable crisis de derechos y de todo lo imaginable que atraviesa la Isla.

Para ellos son un sinsentido las vigilias y oraciones dedicadas al Taiger, así como la masa de jóvenes que, de forma voluntaria, salió a la vía pública en varias provincias para cantar sus canciones, en un alegre homenaje a quien tanto los ha hecho gozar con su música.

Insultados andan también los puristas de la alta cultura, que en esas demostraciones de solidaridad ven........

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