PUERTO PADRE, Cuba. – Cerrando el año legislativo 2022 hemos escuchado profusamente discursos, monsergas, mea culpas y sinsentidos en la llamada “Asamblea Nacional del Poder Popular”. Todo esto no es más que una oratoria vacua signada por el modus vivendi de “legisladores” en usufructo de cargos públicos, incluido el gobernante Miguel Díaz-Canel, quien, como si él mismo no hubiera firmado esas leyes objeto de choteo, reconoció que en Cuba teníamos una ley de pesca, pero no teníamos pescado; que hay una ley para la ganadería, pero que carecemos de ganado; y que existe una ley de soberanía alimentaria, aunque no hay alimentos.
Pese a todas esas incongruencias y contrasentidos en el discurso oficial, el designado presidente Díaz-Canel culpó al embargo del Gobierno de Estados Unidos, al que llama “bloqueo”, por exacerbar a los cubanos, utilizando sus carencias, como detonante de un estallido social para derrocar a “la Revolución”.
La afirmación del “presidente” Díaz-Canel, un individuo que en elecciones democráticas apenas conseguiría votos en su propio partido, me hizo volver la vista del televisor a un rincón de nuestra casa y dirigirme a dos cajones, como si en lugar de objetos inanimados fueran personas, para preguntarles: “¿Y a ustedes quiénes los bloquean? ¿El imperialismo yanqui o Díaz-Canel y sus ministros?”.
Los dos cajones, sellados como cuando salieron de la tienda el 4 de mayo de 2021, contienen un acondicionador de aire adquirido en una tienda MLC (Moneda Libremente Convertible) al precio de 530 USD, el cual, sin haber sido usado, ya concluyó su garantía de un año porque en 365 días la Unión Eléctrica (UNE) no fue capaz de instalar un metrocontador de 220 voltios, no solo en nuestra casa, sino también en la de muchos cubanos.
En la sucursal de la Unión Eléctrica de Puerto Padre (al igual que en otras sucursales de la Isla) decenas de personas permanecen en lista de espera para cambiar los metrocontadores de 110 por los de 220 voltios. El motivo de la demora es que “el país no cuenta con contadores de 220”.
Por ello, una vez comprado el acondicionador de aire, mi hijo me pidió el modelo y los datos técnicos de los metrocontadores utilizados en Cuba, concretamente en nuestro municipio. Tras realizar una búsqueda en internet, encontró diversos comercios en Estados Unidos que venden desde uno hasta cualquier cantidad de metrocontadores chinos, exactamente iguales a los empleados por la Empresa Eléctrica. Entonces me dijo: “Papi, pregúntale a esa gente si ellos te instalan el contador enviándolo desde aquí”.
La respuesta del director de la sucursal de la Unión Eléctrica de Puerto Padre fue un “no” rotundo, y no por arbitrarias determinaciones municipales, sino “del país”. “Existen regulaciones de la Unión Eléctrica nacional que no permiten la instalación de metrocontadores que no sean los de la entidad, y aun estos deben pasar por un control de calidad en la provincia antes de ser instalados en los municipios”, explicó el funcionario.
Es como el perro del hortelano, que ni come frutas ni las deja comer; o como las leyes chistosas rubricadas por Díaz-Canel, las cuales él mismo ―para colmo del cinismo― cita como ejemplo de incapacidad productiva. Se regula la pesca para que no tengamos pescado; se enclaustra la ganadería para que carezcamos de carne y leche; se promulga una ley de soberanía alimentaria que funciona como el código de los comercios vacíos; o la Unión Eléctrica establece disposiciones mediante las cuales no se satisfacen debidamente las demandas de los usuarios y que, a la vez, impiden que estos las resuelvan por su cuenta, solucionando de paso las necesidades “del país” en quiebra.
Entrevistado con el objetivo de esclarecer el bloqueo a la importación de metrocontadores por parte de personas que los necesitan y a quienes la Unión Eléctrica debería suministrarlos según el servicio demandado, un ingeniero eléctrico con 38 años de experiencia en diversas entidades dijo:
“La Unión Eléctrica tiene un manual de procedimientos bastante grueso, ahí todo o casi todo está escrito, y de los metrocontadores que son medios básicos de la empresa se lleva un registro riguroso. Los nuevos, que de fábrica ya pasaron por un control de calidad, antes de entrar en servicio pasan por un examen para determinar si cumplen o no con los requerimientos de la empresa. Pero no veo por qué la UNE, que no está cumpliendo con sus clientes, mediante una resolución fundada en las carencias de la institución y las necesidades de la población, no permite la importación de metrocontadores, a los que someta a los controles exigidos antes de instalarlos a los clientes que los solicitaron, que ya suman miles en todo el país”.
Pero si cumpliendo las reglas de calidad no hay inconvenientes técnicos en la importación e instalación de metrocontadores, políticamente esto sí supone una fisura en el discurso del régimen contra el embargo estadounidense, que de “bloqueo” solo tiene la falta de democracia, dinero y créditos del que oprime a su pueblo y, por efecto bumerán, resulta en un mal pagador que no es otro que el régimen totalitario castrocomunista.
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Del discurso de Díaz-Canel al bloqueo de los metrocontadores
PUERTO PADRE, Cuba. – Cerrando el año legislativo 2022 hemos escuchado profusamente discursos, monsergas, mea culpas y sinsentidos en la llamada “Asamblea Nacional del Poder Popular”. Todo esto no es más que una oratoria vacua signada por el modus vivendi de “legisladores” en usufructo de cargos públicos, incluido el gobernante Miguel Díaz-Canel, quien, como si él mismo no hubiera firmado esas leyes objeto de choteo, reconoció que en Cuba teníamos una ley de pesca, pero no teníamos pescado; que hay una ley para la ganadería, pero que carecemos de ganado; y que existe una ley de soberanía alimentaria, aunque no hay alimentos.
Pese a todas esas incongruencias y contrasentidos en el discurso oficial, el designado presidente Díaz-Canel culpó al embargo del Gobierno de Estados Unidos, al que llama “bloqueo”, por exacerbar a los cubanos, utilizando sus carencias, como detonante de un estallido social para derrocar a “la Revolución”.
La afirmación del “presidente” Díaz-Canel, un individuo que en elecciones democráticas apenas conseguiría votos en su propio partido, me hizo volver la vista del televisor a un rincón de nuestra casa y dirigirme a dos cajones, como si en lugar de objetos inanimados fueran personas, para preguntarles: “¿Y a ustedes quiénes los bloquean? ¿El imperialismo yanqui o Díaz-Canel y sus ministros?”.
Los dos cajones, sellados como cuando........
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