Volví a ver el video unas dos o tres veces. Se suponía que el mensaje era positivo: cómo actuar ante una perreta. Y quizá esa influencer en el tema de la maternidad tenía buenas intenciones, y sus pautas ayudaron a madres y padres a atravesar por la misma compleja situación.
Sin embargo, lo que me causaba malestar era el niño: desbordado, gritando, rojo, lleno de mocos – lo usual ante ese tipo de coyuntura emocional que cualquier nimiedad puede desencadenar– pero esa vez filmado y expuesto ante el mundo entero.
Imaginé si le gustaría verse así cuando mayor, si alguna vez........