Como si fuera hoy, recuerdo la fiesta familiar por las bodas de Oro de mis abuelos paternos. No es que percibiera muchas muestras de amor entre ellos, pero que lograran estar juntos por 50 años parecía algo importante para sus ocho hijos.
Los nietos estábamos más pendientes del cake de nata “traído de afuera” ese mismo día por la nueva esposa de mi tío más pequeño, una aeromoza de poco hablar y lindos modales. Verlo en su urnita plástica y percibir el frío de sus rizos firmes fue toda una epifanía… y sí, logramos cogerle el gusto, aunque éramos más de 30 para golosear su cremosidad.
Tanto tiempo disfrutamos de este amor, / nuestras almas se acercaron tanto así / que yo guardo tu sabor, / pero tú llevas también / sabor a mí…
El otro detalle que conservo de aquel día es estar sentada en el sofá, aferrada a un libro de........